sábado, 20 de julio de 2013

LAS IDEAS Y LAS IDEOLOGÍAS



Una de las paradojas más sorprendentes de la teoría política es el hecho de que el término ideología tenga el significado de visión del mundo o sistema de valores y se pierde el sentido que acuñó C. Marx de falsa conciencia. Aunque el origen de la falsa conciencia que Marx atribuía al ocultamiento de la explotación económica sea discutible, su diagnóstico era certero, dejando al margen por otra parte que tratara de encubrir su ideología, en el peor sentido, con la idea de que el marxismo es una ciencia. Con el término ideología sucede lo mismo que con el término ecología. Originalmente designan el estudio de las ideas o de los sistemas naturales, para designar en la práctica a las ideas o los ecosistemas. Se genera así el error de que las ideologías responden  a ideas o son un sistema de ideas. Pero en realidad tiene más de una acuñación que identifica las corrientes colectivas. Por ejemplo los verdaderos motivos de unidad de los colectivos sociales son actitudes elementales ante el orden social, fundamentalmente los que están movidos por el malestar que el orden social provoca y los que, con independencia de que se identifiquen con el mismo o incluso lo rechacen, prefieren la adaptación al orden. Los primeros suelen hacer de su actitud política parte de su vida, es decir su juicio sobre su vida y las cosas del mundo es indisociable del malestar que produce la sociedad. Los segundos, salvo momentos excepcionales, desligan la marcha del mundo y la de su vida, como si el mundo y la sociedad fueran un paisaje de autopista ante el que hay que transitar sin fijarse demasiado. Los colectivos progresistas y conservadores, las izquierdas y derechas, apenas tienen detrás bagaje intelectual, como no sea una serie de lugares comunes cuanto más simples mejor. Porque no se trata de que la gente o el pueblo en general padezca retraso mental, sino que sólo cabe la unidad multitudinaria tras ideas lo más simplificadas posibles. Si una multitud se junta es para aplaudirse o convencerse de que está en posesión de la verdad, aunque personalmente pocos podrían decir de qué verdad  se trata y sobre todo por qué su verdad es verdadera. Esto no significa que no pueda haber ideas políticas o que todas las opciones valgan lo mismo. Pero el problema es cuando las ideas políticas se convierten en ideología hasta que la diferencia entre la idea y la ideología desparece. En suma cuando las ideas surgen para reforzar y justificar las actitudes básicas de malestar o acomodación, en lugar de ser palancas que ayuden a reconducir estas actitudes a sus justos términos.

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