Una de las paradojas más
sorprendentes de la teoría política es el hecho de que el término ideología
tenga el significado de visión del mundo o sistema de valores y se pierde el
sentido que acuñó C. Marx de falsa conciencia. Aunque el origen de la falsa
conciencia que Marx atribuía al ocultamiento de la explotación económica sea
discutible, su diagnóstico era certero, dejando al margen por otra parte que
tratara de encubrir su ideología, en el peor sentido, con la idea de que el
marxismo es una ciencia. Con el término ideología sucede lo mismo que con el
término ecología. Originalmente designan el estudio de las ideas o de los sistemas
naturales, para designar en la práctica a las ideas o los ecosistemas. Se
genera así el error de que las ideologías responden a ideas o son un sistema de ideas. Pero en
realidad tiene más de una acuñación que identifica las corrientes colectivas.
Por ejemplo los verdaderos motivos de unidad de los colectivos sociales son
actitudes elementales ante el orden social, fundamentalmente los que están movidos
por el malestar que el orden social provoca y los que, con independencia de que
se identifiquen con el mismo o incluso lo rechacen, prefieren la adaptación al
orden. Los primeros suelen hacer de su actitud política parte de su vida, es
decir su juicio sobre su vida y las cosas del mundo es indisociable del
malestar que produce la sociedad. Los segundos, salvo momentos excepcionales,
desligan la marcha del mundo y la de su vida, como si el mundo y la sociedad fueran
un paisaje de autopista ante el que hay que transitar sin fijarse demasiado.
Los colectivos progresistas y conservadores, las izquierdas y derechas, apenas
tienen detrás bagaje intelectual, como no sea una serie de lugares comunes
cuanto más simples mejor. Porque no se trata de que la gente o el pueblo en
general padezca retraso mental, sino que sólo cabe la unidad multitudinaria tras
ideas lo más simplificadas posibles. Si una multitud se junta es para
aplaudirse o convencerse de que está en posesión de la verdad, aunque
personalmente pocos podrían decir de qué verdad se trata y sobre todo por qué su verdad es
verdadera. Esto no significa que no pueda haber ideas políticas o que todas las
opciones valgan lo mismo. Pero el problema es cuando las ideas políticas se convierten
en ideología hasta que la diferencia entre la idea y la ideología desparece. En
suma cuando las ideas surgen para reforzar y justificar las actitudes básicas
de malestar o acomodación, en lugar de ser palancas que ayuden a reconducir
estas actitudes a sus justos términos.
Incorporo apuntes de Filosofía de primero y segundo de Bachillerato a palo seco que sólo tienen sentido como punto de arranque para comentar y dialogar, cosa que intenté en mis clases quizás con algo de voluntad y no mucho acierto. También introduzco comentarios y sugerencias más otoñales que primaverales por si hubiera algo que filosofar. La ilusión declina cuando se pasa del asombro a la perplejidad. Pero tal vez también el pensamiento escriba recto con reglones torcidos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario