lunes, 18 de febrero de 2013

LA FILOSOFÍA DE PLATÓN



                                        







La filosofía de Platón representa el mayor grado de madurez de la filosofía griega y uno de los pensamientos más influyentes en la historia de la humanidad. Su valor no proviene sólo del contenido de su pensamiento sino de su capacidad para abrir la mayoría de los problemas de la filosofía y de abordar estos con profundidad, rigor y belleza singular.
Todo su quehacer filosófico depende de dos convicciones básicas. Primero que la filosofía, el esfuerzo por el saber,  es el medio idóneo y casi exclusivo para la mejora y el perfeccionamiento espiritual y moral del hombre, siendo por tanto esa su meta y tarea. En segundo lugar no sólo cree que  la realidad es inteligible sino que de forma radical afirma la identidad entre el ser y la inteligibilidad, careciendo de verdadero ser lo no inteligible.. Lo primero nos lleva a destacar el papel fundamental  que ha de tener la filosofía en la vida práctica moral y en la organización política de la sociedad. Lo segundo lleva a esclarecer la forma como hay que concebir la realidad, la verdad y el conocimiento científico, si el ser es por principio inteligible. Estos dos aspectos son sin embargo indisociables y complementarios: la preocupación por el perfeccionamiento humano tiene que ir acompañado del desarrollo del conocimiento y del esfuerzo por apresar la verdad, tarea que ha de estar encomendada a la ciencia (episteme).
La ontología platónica se basa en que tiene que darse una perfecta correspondencia entre el saber verdadero y la realidad verdadera. De acuerdo con Sócrates el conocimiento verdadero sólo puede versar sobre las ideas universales, pues sólo éstas admiten definición. Estas  ideas son objeto del pensar pero no de la observación sensible. Sólo cabe definir lo que es una mesa en general pero no una mesa concreta ya que ésta es cambiante, perecedera y contiene una infinitud de propiedades. En cambio la idea de mesa, idea universal, es eterna, tiene unas propiedades limitadas, no cambia, es siempre la misma. Se dice que Sócrates creía que la definición de la mesa en sí expresaba la esencia mesa, es decir el aspecto (eidos) o la cualidad que determina que un objeto cualquiera sea una mesa. Pero Platón admitiendo esto va más allá. En este punto hay que anotar también que también debió tener en cuenta la creencia pitagórica de que los numero son entes racionales con existencia propia aunque no sean visibles. Si la realidad verdadera coincide con lo que podemos conocer verdaderamente, hay que admitir que : la verdadera realidad no es lo material y sensible a lo que estamos acostumbrados a primera vista, sino aquello que captamos con la inteligencia y la razón. La verdadera realidad es exclusivamente racional e inteligible., mientras lo material y sensible es mera apariencia de esa verdadera realidad.


¿En qué consiste la verdadera realidad? La respuesta de Platón es la teoría de las Ideas o de las formas, núcleo de toda su filosofía.Esta teoría constituye el vértice del pensamiento de Platón y su hilo conductor. Esta constituye una alternativa radical, completamente novedosa y original, a los intentos de comprensión de la naturaleza de todos los filósofos anteriores, lo cual no impide que Platón recogiese gran parte de sus aportaciones. La grandeza de Platón fue advertir que si la ciencia tenía que ser un conocimiento universal eso sólo podía suceder en el caso de que la realidad fuera inteligible y que por tanto consistiera en determinaciones o atributos “universales”. Dicho de otra manera.: en lugar de tratar de seguir el camino imposible de entender lo universal, lo que vale para todos, a través del testimonio de los sentidos, que sólo valen para algunos casos, se trata de descubrir lo que son las cosas particulares, el orden concreto de la experiencia, a partir de las ideas que pueden servir de antemano para toda la realidad.
Las Ideas son la parte racional de la realidad, a modo de programas o diseños que contienen todas las propiedades que permiten que las cosas sean como son. Platón proyecta a la naturaleza lo que sabemos de los productos artificiales: una casa no se puede formar por la mera  y casual agregación de ladrillos u otros materiales, es preciso un diseño o plano que, como tal, es puramente ideal o racional. Las Ideas son así entidades ideales, poseedoras de las propiedades que atribuye Parménides al ser, pues para Platón son propiamente el ser, con la diferencias de que no hay un único ser sino una pluralidad de seres, es decir Ideas. Ideas son todas las entidades que puede comprender la razón: los grandes principios lógicos, los valores o principios morales, pero también los géneros y hasta los números. <¡cuidado!: las Ideas no son conceptos mentales, son entidades reales. Los conceptos representan a las Ideas>.

Las Ideas o las Formas son por tanto los principios o estructuras a partir de las cuales las cosas concretas que vemos pueden llegar a ser lo que son. Según esta aproximación las Ideas son entidades “universales” que existen por sí mismas y se distinguen de las cosas materiales o visibles. Estas entidades se corresponden con los atributos y significados de los nombres comunes y serían en general las cualidades distinguibles que forman parte del universo.
Podemos destacar las siguientes características de las Ideas.:
1.     Son inteligibles,-se conocen intelectualmente no de forma sensible-, inmateriales, únicas -no pueden existir varias Ideas sobre lo mismo-, inmutables –no cambian, ni varían, ni se mueven-, eternas –ni nacen ni perecen y limitadas , es decir son completas en cuanto a sus propiedades.
2.     Están ordenadas entre sí y forman una “comunidad”, guardando entre ellas relaciones lógicas y jerárquicas según la naturaleza de cada una, distribuyéndose por su cualidades comunes y las notas diferenciales en géneros y especies. Toda esta comunidad estaría presidida por una idea suprema, que en la República denomina el Bien, mientras en alguna obra posterior es la Idea de la Unidad y de la Belleza. El Bien es una Idea que transciende a todas las Ideas abarcándolas y comprendiéndolas. Nada puede existir realmente sin participar del Bien, es decir sin ser bueno y útil para el conjunto de la naturaleza.
3.     Son trascendentes en tanto que son independientes de las cosas sensibles y también de los pensamientos, conceptos e imágenes mentales.
¿Qué tipo de Ideas existen?. Platón no da una respuesta terminante, consciente de los problemas que su teoría plantea. En sus diferentes obras se refiere a diversos tipos de Ideas:
-Ideas éticas y estéticas: el bien, la justicia, la belleza...
-Ideas matemáticas, de las que provendrían los números y las figuras: la unidad, la díada o dualidad, la circularidad...,etc. En diversas obras considera a los número como “intermedios” entre las Ideas y las cosas materiales.
-Ideas lógicas o categorías universales: lo mismo y lo otro, la diferencia y la unidad, el movimiento y el reposo...,etc
-Ideas de los géneros y de las especies que forman los grupos de las cosas materiales.
-Pero también en sus obras de madurez reconoce que pueden ser Ideas cualquier cualidad de las cosas, por muy nimia que parezca.


 







La teoría de las Ideas implica un dualismo ontológico: no hay una realidad única sino dos mundos separados: el mundo inteligible y el mundo visible, que son el mundo de las Ideas y de las  cosas materiales. El mundo inteligible es propiamente la verdadera realidad, el ser, aquello que inequívocamente; el mundo sensible es una apariencia del mundo verdadero que no alcanza la categoría de lo plenamente verdadero, pero sin llegar a ser tampoco todo falso. Este mundo visible corresponde al ámbito del devenir, de aquello que en parte es y en parte no es. 
¿Siendo independientes y trascendentes qué relación guardan las Ideas con las cosas materiales?.
Nótese que la independencia no significa falta de relación pues las Ideas son la razón de ser de las cosas visibles y en general del orden del universo. De no existir no habría cosas sino caos. Platón no aclara tampoco la forma como las Ideas se relacionan con las cosas sensibles, tal vez porque esto sea imposible. Establece sin embargo la forma de ser mutua. Por una parte dice que las cosas son en cuanto participan de las Ideas (por ejemplo el joven participa de la Idea de juventud, el dos de la dualidad, el justo de la Justicia..etc). Por otra parte dice que las Ideas son el modelo o paradigma, y que las cosas son copias, imperfectas de ese modelo. Así de esta manera las Ideas son causa de las cosas.


En lo que respecta al conocimiento y el saber  (gnoseología) habrá que distinguir primero entre el conocimiento intelectual y el conocimiento sensible. A ello corresponden dos formas básicas de saber: la ciencia  (episteme)que es un conocimiento de las cosas por sus causas, basado en la razón, y por otra parte la opinión (doxa), que es un conocimiento de las cosas particulares sin saber sus causas. Por supuesto las causas son las ideas. El conocimiento racional más elevado es la intuición intelectual (noesis)  que consisten e ver las  Ideas de forma inmediata con la razón. A ello corresponde el saber por excelencia: la dialéctica, consistente en unir y dividir las Ideas, según sus diferencias y puntos en común, tal como hacen los zoólogos al distinguir, géneros, especies, familias...etc . Hay que tener en cuenta que las Ideas constituyen una comunidad y está distribuidas jerárquicamente de las más complejas a las más simples, estando presididas por la Idea del Bien que lo gobierna todo. El arte dialéctico ha de distinguir y poner en común las diferencias buscando inagotablemente su conexión con la idea del Bien, es decir su relación con el conjunto de la naturaleza.
 La forma inferior de conocimiento racional es la dianoia o razonamiento. El saber correspondiente son las matemáticas que trata de números y figuras. En general para Platón los números son entidades ideales que están entre las Ideas en el sentido estricto y las cosas materiales, sirviendo de nexo entre ellas.
Por lo que respecta a la opinión o conocimiento sensible esta puede estar fundada en razones,< pistis = fe> , o ser una mera impresión sin fundamento,<eikasía = imaginación>, tal como aparece en el final del Menón. El famoso mito de la caverna muestra que a la verdad se accede elevándose desde el conocimiento sensible al conocimiento intelectual has ta llegar a la contemplación del Bien.
La clave  de la concepción del conocimiento es la teoría del recuerdo (anamnesis) tal como aparece en el Menón (véase).Se plantea como es posible que lleguemos a un conocimiento objetivo (universal y necesario) si, como aparentemente sucede, conocemos sólo por medio de los sentidos. De ninguna manera estos nos pueden suministrar una idea general por simple agregación de diversas impresiones sensibles. Es preciso por el contrario tener una idea general previamente para poder reconocer cualquier cosa por medio de los sentidos. Por ejemplo tengo que saber primero lo que es el cinco y el número para poder decir que esta mano tiene cinco dedos. Como esta idea general no puede provenir de la experiencia no cabe admitir otra cosa que la tenemos de forma innata. ¿Pero como es ello posible?: sólo cabe que la hayamos conocido en otra vida anterior, y que esté en el fondo de nuestra mente aunque olvidada (junto con la otra vida anterior). Precisamente al ver algo parecido a ello recordamos lo que tenemos en el olvido y nos hacemos conscientes de las ideas. Platón trata de justificar y demostrar esta conclusión con el relato del esclavo (véase Menón). Lo importante no es tanto el recurso a la doctrina de la inmortalidad y trasmigración de las almas (Recurriendo Platón a teorías religiosas), sino precisamente el establecimiento del principio de la independencia de lo racional respecto a lo sensible, y la supremacía de lo racional. La intención fundamental de platón es fundamentar una teoría gnoseológica, no promocionar una teoría religiosa.
La doctrina del recuerdo es la base del dualismo antropológico: el hombre es un compuesto de cuerpo y alma. El alma, como intelecto y razón, es la parte fundamental del hombre, pero esta encerrada en un cuerpo y se ha de servir de los sentidos que velan la verdadera realidad. El fin último de la vida es liberarnos de las ataduras materiales para elevarnos a lo espiritual.
La cosmología platónica es consecuencia de su ontología. Rechaza especialmente el modelo atomista que trata de explicar el orden del mundo como resultado del choque de átomos y por tanto del ciego azar. Lo fundamental es que el universo obedezca a un orden, un plan eterno, universal e inmutable. Tal plan es el mundo de las ideas. Aparte de ello existe la materia informe que como la arcilla se ha de moldear alcanzado la forma según el plan. ¿Cómo ocurre?. Platón recurre a la idea del Demiurgo, una especie de divinidad que como los constructores o artesanos forma las cosas conforme a las ideas. Ordena la naturaleza matemáticamente según el modelo pitagórico e inspira a la materia un alma universal que da pie al movimiento del universo. Estamos ante el primer modelo teleológico y holista coherente, que inspirará  la Física de Aristóteles, y se impondrá hasta el siglo XVII. Este modelo postula una visión de conjunto en el que el universo es como “un inmenso animal” y todos los seres son miembros del mismo, estando determinada su naturaleza por la función que desempeña dentro del conjunto. Como se puede ver la explicación decisiva descansa en las causas finales.
La ética y la política constituyen la otra parte de la filosofía platónica, siendo esenciales para entender este pensamiento. Como se ha indicado el fin de la filosofía no es sólo la contemplación y el conocimiento teórico, también tiene de forma ineludible una finalidad practica: es obligación del sabio dirigir correctamente su vida y la de los hombres hacia el Bien.
La ética se ocupa del bien personal. El alma tiene inteligencia, voluntad y apetitos sensibles. La parte racional ha de gobernar la parte sensible y  dirigir así la voluntad hacia el Bien, alimentando el amor (eros) el impulso de  todas las almas hacia el bien (lo perfecto y eterno). Es lo que se conoce como “amor platónico”. Se requiere ejercitar las virtudes propias de cada parte del alma: la prudencia para la parte racional, la fortaleza para la parte volitiva y  la continencia par la parte apetitiva y sensible. La armonía de estas partes es la justicia, máximo bien personal es una vida justa basada en la sabiduría.
Sin embargo el centro de su concepción moral es la Política, tal como la desarrolla en su principal obra “la República”. Platón parte de que el individuo no puede ser bueno por sí mismo, si la sociedad no es buena y viceversa. La vida individual y la vida en comunidad son inseparables. Si los individuos  carecen de educación y se dejan llevar por sus instintos serán egoísta y tiranos sin margen de mejora y de justicia. La clave es organizar modélicamente y de forma justa la sociedad. ¿Cómo ha de ser la sociedad justa ideal?.
 A)Debe estar gobernada por sabios, o mejor filósofos, pues solo ellos conocen el Bien y lo practican, careciendo de intereses egoístas. Al haber llegado a conocer o acercarse al Bien, pueden enseñar a los demás para conseguirlo. (véase el mito de la caverna).
b) Debe ordenarse en grupos o estamentos compuestos por los individuos según su naturaleza: los artesanos y trabajadores, aquellos en los que predomina la parte sensitiva; guerreros y guardianes, los de la parte volitiva; gobernantes y maestros los de la parte racional. Si hay armonía en todas estas parte será posible la justicia.
c) Debe educarse a cada grupo desde la niñez según sus capacidades, dejando el nivel superior para los filósofos y futuros gobernantes. Esta misión corresponde al Estado, quien a su vez tutelaría a todos desde la niñez, controlando a su vez el conjunto de la economía y la propiedad privada, caldo de cultivo del egoísmo.
Este modelo se inspira en la antigua Esparta, a la que Platón y otras experiencias, especialmente la que tuvieron los pitagóricos en Sicilia y el sur de Italia. El mito de la caverna expresa de forma coherente este ideal platónico, del que se desengañó al final de sus días después de intentar llevarlo a la practica, con un rotundo fracaso, en Sicilia.
Pero todo esto no es sino intentos y tanteos de dar forma a su principal y obsesiva preocupación, la que le llevaba  entender la filosofía como “una preparación para la muerte”, es decir el instrumento privilegiado para acercarnos a lo eterno, bello e inmortal.
 


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