I.-LA EXPERIENCIA ESTÉTICA.
El término estética proviene del griego “aisthesis” que significa
sensibilidad. La Estética es la parte de la filosofía que trata de la
naturaleza de la belleza, del arte y de la educación de la sensibilidad. Veamos
primero qué es la experiencia estética.
Hemos de partir del
hecho que la realidad no sólo es algo que podemos conocer y desear, sino
también sentir. No es algo indiferente sino algo que nos afecta y hacemos
nuestro. Las cosas nos animan o desaniman, nos atraen o repugnan, nos alegran o
entristecen...etc. , porque se nos muestran animosas, tristes, amables...etc La
forma más elemental y directa de sentir las cosas es por medio de la
sensibilidad, cuando algunas sensaciones nos placen o disgustan en cuanto
tales. Esto da pie a la experiencia estética y al sentido del gusto.
En una primera
aproximación la experiencia estética
consiste en sentir la belleza, en sentirnos afectados por el aspecto
sensible de las cosas de una forma grata.¿Pero en qué consiste la belleza?,
¿Cuándo algo nos gusta por su belleza, que tiene eso para ser bello?.
El gusto
es la capacidad de apreciar el
valor de la belleza en el momento que la sentimos. Es obvio que “cada uno tiene
su propio gusto” y que “de gustos no hay nada escrito”, es decir el gusto tiene
algo personal de la misma forma que cada momento histórico tiene sus propios
códigos estéticos y modas. Sin embargo tiene sentido hablar de buen gusto
y de mal gusto, en función de lo educada que esté la sensibilidad para
valorar la belleza que está a nuestro alcance.
Sea lo que sea la
belleza y lo que causa nuestro agrado convenimos que el gusto tiene una
dimensión subjetiva y otra objetiva. La subjetiva se debe al
hecho de que depende de la sensibilidad, la objetiva procede del hecho de que la belleza es un valor que
se puede estimar y apreciar, aunque siempre lo estimamos desde una determinada
forma de sentir. Nadie puede decidir voluntariamente si algo le parece bello, o
depositario de cualquier otro valor estético, ese valor se impone con
independencia de nuestra voluntad, y en esta forma de un modo objetivo. La
dimensión subjetiva y la objetiva son pues indisociables.
1.1.-Teorías
filosóficas sobre la experiencia estética. Se entiende por experiencia estética
aquella forma de experiencia por la que apreciamos la belleza y en general los
diferentes valores estéticos. Esta experiencia esta unida a nuestra educación
estética, como también a los cánones culturales vigentes o tradicionales. Pero
cualesquiera que sean estos, la experiencia estética es parte de nuestra
experiencia general del mundo y colabora en que veamos la realidad de
determinada manera.
En la filosofía
moderna destacan diferentes formas de entender la experiencia estética.
a) La intelectualista,
defendida por Leibniz y en general los racionalistas, sostiene que lo
bello proviene de la perfección con que están ordenadas las cosas. Esa
perfección solo puede ser captada en su plenitud intelectualmente, cuando por
ejemplo comprendemos un teorema matemático, pues estos son perfectos. Pero por
medio de los sentidos intuimos la
perfección de las cosas sin comprenderla, el placer que esto nos produce
corresponde al sentimiento de belleza, y es un placer sensible pero su
fundamento es intelectual. Los racionalistas tienen pues al placer sensible
debido a la belleza como una forma primitiva y escasamente desarrollada del
placer intelectual que sentimos cuando comprendemos algo en su perfección.
b) El sensualismo, defendido sobre todo
por D. Hume y los empiristas ingleses, plantea que la belleza no es una
propiedad objetiva de las cosas, ni siquiera de su forma o estructura. Sentimos
algo bello de una manera subjetiva simplemente porque su contemplación nos
produce una sensación placentera, sin que podamos atribuirlo a la realidad, ni
en el fondo podamos saber su procedencia. Identifica pues la experiencia
estética con un tipo de placer especial
procedente de las sensaciones que tenemos cuando contemplamos determinadas cosas.
Sólo cabe decir que este placer se asocia a determinados hábitos que nos
predisponen a sentir algunas partes de la realidad como bellas.
c) La criticista de Kant, ocupa una posición intermedia
entre el racionalismo y el empirismo.
Para Kant lo bello es algo que nos complace sensiblemente de tal forma
que lo enjuiciamos como modelo para gustar a todos. Decir de algo “que
es bello” no es sólo decir que “eso me
gusta”, sino “eso tendría que gustar a todos necesariamente”. Lo que nos lleva
a esto no es una cualidad que podamos destacar como parte de la realidad, sino
el hecho de que sentimos algo como si lo captásemos en su plenitud, sin poder
atribuir esto a razonamiento o concepto alguno. Sólo podemos decir que algo es
bello pero nunca por qué. Esta sensación de belleza es en parte subjetiva y en parte objetiva. Es subjetiva
porque parte de lo que sentimos y no de principio teórico alguno, ni creencia
previa. Pero es objetivo por cuanto lo expresamos en un juicio, al que Kant
denomina juicio de gusto,que
pretendemos tenga validez universal, ya que apreciamos algo como si fuera
objetivamente.
1.2.Principales
características de la experiencia estética.
Recopilando lo
esencial de las principales teorías la experiencia estética se caracteriza por
a)La
complacencia desinteresada que produce la contemplación de algo. No es un
placer cualquiera sino un placer especial y puro, pues es desinteresado. Esto
significa que este placer, satisfacción o deleite no proviene del hecho de que
nos suministre algún beneficio, bienestar o cubra alguna necesidad o deseo. Por
ejemplo el placer que nos proporciona que nos toque la lotería. Esta
complacencia se distingue del agrado que es el placer proveniente de la
satisfacción de una necesidad física (por ejemplo la comida cuando tenemos
hambre, o el baño si tenemos calor).
También se distingue de la satisfacción moral que tenemos cuando apreciamos
algo bueno, ya que en este caso lo hacemos por interés moral, porque concuerda
con algún código o norma moral. La complacencia estética es desinteresada
porque se debe a mera contemplación de algo, al aspecto que presentan las
cosas.
b) La libertad y
espontaneidad “sin concepto” (como dice Kant). Sentimos algo bello de forma
espontánea no en virtud de un criterio previo que, tal es la función del
concepto, determine si algo ha de ser bello o no. No hay que confundir esto con
la posibilidad de que se nos pueda influir en el gusto o de que este se oriente
según una educación determinada. Esto afecta al contenido concreto del gusto
pero no al gusto en sí, que como tal es una capacidad independiente de las
reglas racionales.
c) Carácter
lúdico. Como se ha indicado el juicio de gusto “esto es bello” expresa el
sentimiento de que captamos algo espontáneamente en toda su plenitud. Con esto
se expresa la coherencia entre la imaginación y el entendimiento, entre las
imágenes y los conceptos. Esto constituye una forma especial de juego entre
nuestras facultades mentales de conocer. Veamos en qué sentido la experiencia
estética tiene un carácter lúdico, de juego.
El juego es una
forma de interacción libre en la que ponemos a prueba nuestras capacidades y
facultades con independencia de ningún fin externo y sólo para el goce en el
uso de esas facultades. Es lo que entendemos cuando decimos que “jugamos para
divertirnos”. Kant concreta la dimensión lúdica de la experiencia estética la
indicar que esta proviene del “libre juego entre la imaginación y el
entendimiento”. Da a entender que lo bello a la vez que nos complace sin
concepto, sólo sensiblemente, nos mueve a la reflexión buscando algún concepto
para entenderlo. Ese esfuerzo nos proporciona un disfrute especial, ligado en
definitiva al despliegue de nuestra creatividad.
II. EL ARTE.
El arte está asociado íntimamente a la belleza
por cuanto uno de sus fines primordiales es crear productos bellos. Conviene
distinguir primero que nada entre la belleza natural y la belleza artística.
La belleza natural
, es decir que no ha sido producida por el hombre, no apunta en principio a
significado, es por decirlo así “muda y silenciosa”, nos emociona sin que
podamos decir que en sí mismo signifique nada.
La belleza
artística como producto humano expresa de una forma u otra un proyecto, una
intencionalidad y apunta así a algún tipo de significado aunque éste siempre
sea abierto e inagotable. A diferencia de una fórmula física o del
funcionamiento de un órgano vivo, nunca podemos decir de una obra de arte que
hayamos captado su significado completo, porque en el fondo tienen la virtud de
proponer constantemente nuevos significados, nuevas interpretaciones.
En la historia del
pensamiento ha variado sustancialmente la concepción del arte y de su relación
la realidad y la belleza.
a)Filosofía
griega. El arte como mimesis o imitación de la naturaleza.
Platón y
Aristóteles subrayan en principio esta idea indicando que la misión del arte es imitar la naturaleza. Pero no se
trata de reflejar las cosas tal como se ven, sino de captar su esencia o forma
y representarla, es decir hacer visible lo que hay de perfecto en la
naturaleza. Por eso decía Aristóteles que el “arte perfecciona la naturaleza”. Así contra lo que parece a primera vista los filósofos
griegos, no preconizaban una noción pasiva y de mera copia de la actividad
artística, sino selectiva y creativa. Esta idea inspirará al Renacimiento
y todo el florecimiento artístico que
trajo consigo.
b)Filosofía
moderna. El arte como expresión de la subjetividad.
Destaca
fundamentalmente la revolución que en
este terreno protagonizó el romanticismo a finales del XVIII y primer tercio
del XIX. Kant influyó decisivamente en esta forma de pensar. La misión del arte
sería expresar la subjetividad humana, subjetividad que no es otra que
la del genio o del creador. El artista sería ante todo un genio, es
decir alguien que es capaz de ofrecer una visión completamente subjetiva y
original del mundo o de la vida en la obra de arte. El genio no sigue ninguna
regla sino que las crea, al crear la obra de arte. Por ello no toma como modelo
la naturaleza sino que hace de su naturaleza, expresada en la obra de arte, el
modelo para todos los demás.
c)Filosofía
contemporánea. El arte como revulsivo para la vida.
Sobre la base de
las ideas de la filosofía moderna destaca algunas nuevas. El arte tiene por
misión abrir los ojos y el pensamiento a aspectos inéditos y ocultos del mundo y de la realidad humana, así como anticipar
perspectivas nuevas y originales sobre la realidad y los mas variados aspectos
de la existencia. El arte contemporáneo hasta nuestro días es así vanguardista
y trasgresor, prefiere la diferencia sobre la unidad y homogeneidad, la
anécdota sobre la categoría.., lo sorprendente y enigmático a lo creíble..
En esta línea
conviene destacar:
-para Hegel el arte
es símbolo de la verdad, según su filosofía, la expresión sensible de la
Idea, es decir la visión más desarrollada
que tiene el hombre de sí mismo.
-para Nietzsche el
arte expresa las más altas facultades humanas al crear y proponer los nuevos
valores que han de sustituir a los antiguos.
-para los marxistas
el arte es símbolo de los fines de la humanidad.
Valga como resumen
la idea del pintor P.Klee “la pintura no representa lo visible sino que lo hace
visible”. Es decir, generalizando, el arte educa nuestra capacidad de percibir
y de sentir el mundo, abriendo con ello posibilidades inéditas
III. LA BELLEZA.
III. LA BELLEZA.
Hemos tratado la
belleza en su relación con la sensibilidad y como parte de la experiencia
estética. Vamos ahora a considerarla en sí misma.
1.-Objetivismo y
subjetivismo.
Uno de los temas
más debatidas es si la belleza consiste en algo objetivo o en algo
subjetivo. Por lo general el pensamiento griego y tradicional defiende el
carácter objetivo de la belleza, lo bello se algo que pertenece a la realidad,
o algún aspecto de la realidad, aunque no cabe confundirlo con cualidades o
propiedades particulares (como la edad, tamaño, color. Figura, etc). Lo bello
envuelve todas las cualidades sensibles de forma especial. Desde el pensamiento
moderno predomina el subjetivismo, según el cual lo bello no es algo de la
realidad, sino algo relativo a la forma como la realidad nos afecta. Una
posición intermedia es la de Kant, la más aceptada, según la que siendo en su
origen algo subjetivo (el propio gusto) tiene pretensiones de universalidad y
por tanto lo sentimos como algo objetivo.
2.-Características
de lo bello.
En cualquier caso
cabe admitir que lo bello es un valor y como tal no se debe confundir con la
realidad pero tampoco con nuestras emociones subjetivas. Cuando tenemos algo
por bello no reducimos lo bello a la satisfacción que nos produce, sino que lo
reconocemos con un valor, algo meritorio
y apreciable en sí mismo, con independencia
de mi subjetividad. Siento que me gusta por ser valioso, no que es
valioso porque me gusta.
Lo bello es lo más
difícil de definir y caracterizar por su dimensión estrictamente sensible, sin
embargo todos compartimos ese sentimiento hacia lo bello. De forma aproximativa
podemos indicar algunas características: el esplendor, la armonía y la
enigmaticidad. Los griegos destacaron los dos primeros caracteres, el
pensamiento moderno y contemporáneo destacó el tercero.
a) El esplendor
. Alude a que lo bello cobra relieve espontáneamente como si tuviera brillo
propio, fijando la atención y las miradas. La palabra griega “kosmé” que se
refiere al universo, significaba “brillo” (de ahí “cosmética”). Platón decía que la belleza es el “brillo del Bien”,
es decir del orden supremo de la naturaleza.
b) La armonía. Los
pitagóricos fueron los primeros que vieron en la belleza fundamentalmente la
armonía, que significa la conformidad de las partes con el todo, el ajuste de
todo lo que se aparece a las leyes. En este sentido son matices de lo mismo: la
simetría, la proporción, el orden, y en definitiva la perfección.
El pensamiento
moderno vinculó esa armonía fundamentalmente con la obra de arte, ámbito
privilegiado de la belleza, con la idea sin embargo de que la armonía de la
obra bella no reside en que copie el modelo de la armonía externa, sino que
tiene su razón de ser en ella misma; es el ajuste a las leyes que el artista
inventa, y que sólo podemos descubrir en la obra misma.
c). La
enigmaticidad. Desde el pensamiento moderno se ha prestado mucha atención
al carácter enigmático de lo bello, pero esto también en el fondo lo hizo
Platón al ver la esencia del amor como amor de la belleza, aquello que siempre
está más allá de nosotros. Podemos discutir con cierta facilidad sobre si algo
es bello, pero es muy difícil decir qué es lo bello. Esto se debe a que
en cierta manera lo bello siempre está más allá; tenemos necesidad de lo bello,
de que las cosas nos satisfagan sin más y todo sea lo más perfecto que pueda
ser, pero ese aspecto siempre se escapa, no lo podemos asegurar. Por otra parte
lo bello tiene infinidad de matices y en el caso concreto de la obra de arte
contiene la expectativa de múltiples significados. Lo bello en definitiva está
más allá de la comprensión racional.
3.-Lo bello y
otros valores estéticos.
La belleza es el
principal valor estético, pero no el único. Tenemos por ejemplo la hermosura,
la gracia, lo bonito, la apostura..etc.
Kant reflexionó especialmente sobre la
diferencia entre lo bello y lo sublime. Vino a decir que sentimos
lo bello como si estuviera a nuestro alcance, como si lo pudiéramos comprender
y dominar, por ejemplo un jardín bien cuidado, una playa tranquila, un
atardecer desde una colina, un templo románico, una película romántica... Lo
sublime, sin embargo, nos crea el sentimiento de que estamos sobrepasados, por
eso nos angustia y en cierto modo nos aterra, por ejemplo los paisajes desde las alturas de las cordilleras inmensas, las
tormentas a cielo abierto, las inmensas cúpulas góticas y renacentistas, las
pirámides, la tragedia griega...etc, Lo
bello se asocia así a lo finito y limitado, lo sublime a lo infinito e
inaccesible. Ambos nos conmueven de diferente manera: lo bello nos lleva por
decirlo así hacia fuera, lo sublime nos sumerge en el fondo de nosotros mismos.
4.-La belleza y los
otros valores.
Se ha debatido
especialmente la relación entre la belleza (los valores estéticos en general) y
los demás valores, especialmente los valores morales (el bien, la bondad, la
justicia..etc). De nuevo hay una frontera entre el pensamiento griego y
moderno.
-Para el
pensamiento griego lo bello y el bien estaban tan unidos que eran indisociables
y hasta los confundían. Se referían con el término “kalós” (=bello) a todo lo
valioso que ha creado el hombre por la educación y cultura, era lo mismo que lo
bueno. Como hemos visto Platón hacía de la belleza el ideal supremo y lo
identificaba con el reflejo sensible del Bien, principio supremo del universo.
-El pensamiento moderno separa tajantemente
la belleza y el bien, la estética y la moral. Lo bello es cosa sensible y el
bien es cosa racional. Sin embargo se ha replanteado la relación mutua al
defender muchas corrientes de pensamiento, desde Kant, Schiller hasta los
críticos marxistas (Bloch y Marcuse) que
la belleza es símbolo de los ideales morales, es decir lo bello nos mueve
reflexionar sobre los fines últimos de la humanidad y nos anima progresar
moralmente (a tratar de que el mundo sea más justo y bueno y nosotros también).
-Para Schopenhauer
y Nietzsche sin embargo la belleza y sobre todo el arte
se relaciona con los valores vitales, es el estímulo para que nos consolemos de
la desdicha de vivir (Schopenhauer) o para que nos animemos a vivir,
sentir y crear (Nietzsche).
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