jueves, 14 de febrero de 2013

LA ESTÉTICA Y LA FILOSOFÍA DEL ARTE




                                                        

I.-LA EXPERIENCIA ESTÉTICA.

El término estética  proviene del griego “aisthesis” que significa sensibilidad. La Estética es la parte de la filosofía que trata de la naturaleza de la belleza, del arte y de la educación de la sensibilidad. Veamos primero qué es la experiencia estética.
Hemos de partir del hecho que la realidad no sólo es algo que podemos conocer y desear, sino también sentir. No es algo indiferente sino algo que nos afecta y hacemos nuestro. Las cosas nos animan o desaniman, nos atraen o repugnan, nos alegran o entristecen...etc. , porque se nos muestran animosas, tristes, amables...etc La forma más elemental y directa de sentir las cosas es por medio de la sensibilidad, cuando algunas sensaciones nos placen o disgustan en cuanto tales. Esto da pie a la experiencia estética y al sentido del gusto.
En una primera aproximación la experiencia estética  consiste en sentir la belleza, en sentirnos afectados por el aspecto sensible de las cosas de una forma grata.¿Pero en qué consiste la belleza?, ¿Cuándo algo nos gusta por su belleza, que tiene eso para ser bello?.
El gusto  es la capacidad de apreciar el valor de la belleza en el momento que la sentimos. Es obvio que “cada uno tiene su propio gusto” y que “de gustos no hay nada escrito”, es decir el gusto tiene algo personal de la misma forma que cada momento histórico tiene sus propios códigos estéticos y modas. Sin embargo tiene sentido hablar de buen gusto y de mal gusto, en función de lo educada que esté la sensibilidad para valorar la belleza que está a nuestro alcance.
Sea lo que sea la belleza y lo que causa nuestro agrado convenimos que el gusto tiene una dimensión subjetiva y otra objetiva. La subjetiva se debe al hecho de que depende de la sensibilidad, la objetiva procede  del hecho de que la belleza es un valor que se puede estimar y apreciar, aunque siempre lo estimamos desde una determinada forma de sentir. Nadie puede decidir voluntariamente si algo le parece bello, o depositario de cualquier otro valor estético, ese valor se impone con independencia de nuestra voluntad, y en esta forma de un modo objetivo. La dimensión subjetiva y la objetiva son pues indisociables.
1.1.-Teorías filosóficas sobre la experiencia estética. Se entiende por experiencia estética aquella forma de experiencia por la que apreciamos la belleza y en general los diferentes valores estéticos. Esta experiencia esta unida a nuestra educación estética, como también a los cánones culturales vigentes o tradicionales. Pero cualesquiera que sean estos, la experiencia estética es parte de nuestra experiencia general del mundo y colabora en que veamos la realidad de determinada manera.
En la filosofía moderna destacan diferentes formas de entender la experiencia estética.
a) La intelectualista, defendida por Leibniz y en general los racionalistas, sostiene que lo bello proviene de la perfección con que están ordenadas las cosas. Esa perfección solo puede ser captada en su plenitud intelectualmente, cuando por ejemplo comprendemos un teorema matemático, pues estos son perfectos. Pero por medio de los sentidos intuimos la perfección de las cosas sin comprenderla, el placer que esto nos produce corresponde al sentimiento de belleza, y es un placer sensible pero su fundamento es intelectual. Los racionalistas tienen pues al placer sensible debido a la belleza como una forma primitiva y escasamente desarrollada del placer intelectual que sentimos cuando comprendemos algo en su perfección.
 b) El sensualismo, defendido sobre todo por D. Hume y los empiristas ingleses, plantea que la belleza no es una propiedad objetiva de las cosas, ni siquiera de su forma o estructura. Sentimos algo bello de una manera subjetiva simplemente porque su contemplación nos produce una sensación placentera, sin que podamos atribuirlo a la realidad, ni en el fondo podamos saber su procedencia. Identifica pues la experiencia estética con un tipo de  placer especial procedente de las sensaciones que tenemos cuando contemplamos determinadas cosas. Sólo cabe decir que este placer se asocia a determinados hábitos que nos predisponen a sentir algunas partes de la realidad como bellas.
c) La criticista  de Kant, ocupa una posición intermedia entre el racionalismo y el empirismo.  Para Kant lo bello es algo que nos complace sensiblemente de tal forma que lo enjuiciamos como modelo para gustar a todos. Decir de algo “que es bello” no es sólo decir  que “eso me gusta”, sino “eso tendría que gustar a todos necesariamente”. Lo que nos lleva a esto no es una cualidad que podamos destacar como parte de la realidad, sino el hecho de que sentimos algo como si lo captásemos en su plenitud, sin poder atribuir esto a razonamiento o concepto alguno. Sólo podemos decir que algo es bello pero nunca por qué. Esta sensación de belleza es en parte  subjetiva y en parte objetiva. Es subjetiva porque parte de lo que sentimos y no de principio teórico alguno, ni creencia previa. Pero es objetivo por cuanto lo expresamos en un juicio, al que Kant denomina juicio de gusto,que pretendemos tenga validez universal, ya que apreciamos algo como si fuera objetivamente.
1.2.Principales características de la experiencia estética.
Recopilando lo esencial de las principales teorías la experiencia estética se caracteriza por
a)La complacencia desinteresada que produce la contemplación de algo. No es un placer cualquiera sino un placer especial y puro, pues es desinteresado. Esto significa que este placer, satisfacción o deleite no proviene del hecho de que nos suministre algún beneficio, bienestar o cubra alguna necesidad o deseo. Por ejemplo el placer que nos proporciona que nos toque la lotería. Esta complacencia se distingue del agrado que es el placer proveniente de la satisfacción de una necesidad física (por ejemplo la comida cuando tenemos hambre, o el baño  si tenemos calor). También se distingue de la satisfacción moral que tenemos cuando apreciamos algo bueno, ya que en este caso lo hacemos por interés moral, porque concuerda con algún código o norma moral. La complacencia estética es desinteresada porque se debe a mera contemplación de algo, al aspecto que presentan las cosas.
b) La libertad y espontaneidad “sin concepto” (como dice Kant). Sentimos algo bello de forma espontánea no en virtud de un criterio previo que, tal es la función del concepto, determine si algo ha de ser bello o no. No hay que confundir esto con la posibilidad de que se nos pueda influir en el gusto o de que este se oriente según una educación determinada. Esto afecta al contenido concreto del gusto pero no al gusto en sí, que como tal es una capacidad independiente de las reglas racionales.
c) Carácter lúdico. Como se ha indicado el juicio de gusto “esto es bello” expresa el sentimiento de que captamos algo espontáneamente en toda su plenitud. Con esto se expresa la coherencia entre la imaginación y el entendimiento, entre las imágenes y los conceptos. Esto constituye una forma especial de juego entre nuestras facultades mentales de conocer. Veamos en qué sentido la experiencia estética tiene un carácter lúdico, de juego.
El juego es una forma de interacción libre en la que ponemos a prueba nuestras capacidades y facultades con independencia de ningún fin externo y sólo para el goce en el uso de esas facultades. Es lo que entendemos cuando decimos que “jugamos para divertirnos”. Kant concreta la dimensión lúdica de la experiencia estética la indicar que esta proviene del “libre juego entre la imaginación y el entendimiento”. Da a entender que lo bello a la vez que nos complace sin concepto, sólo sensiblemente, nos mueve a la reflexión buscando algún concepto para entenderlo. Ese esfuerzo nos proporciona un disfrute especial, ligado en definitiva al despliegue de nuestra creatividad.
II. EL ARTE.
 El arte está asociado íntimamente a la belleza por cuanto uno de sus fines primordiales es crear productos bellos. Conviene distinguir primero que nada entre la belleza natural y la belleza artística.
La belleza natural , es decir que no ha sido producida por el hombre, no apunta en principio a significado, es por decirlo así “muda y silenciosa”, nos emociona sin que podamos decir que en sí mismo signifique nada.
La belleza artística como producto humano expresa de una forma u otra un proyecto, una intencionalidad y apunta así a algún tipo de significado aunque éste siempre sea abierto e inagotable. A diferencia de una fórmula física o del funcionamiento de un órgano vivo, nunca podemos decir de una obra de arte que hayamos captado su significado completo, porque en el fondo tienen la virtud de proponer constantemente nuevos significados, nuevas interpretaciones.
En la historia del pensamiento ha variado sustancialmente la concepción del arte y de su relación la realidad y la belleza. 
a)Filosofía griega. El arte como mimesis o imitación de la naturaleza.
Platón y Aristóteles subrayan en principio esta idea indicando que la misión  del arte es imitar la naturaleza. Pero no se trata de reflejar las cosas tal como se ven, sino de captar su esencia o forma y representarla, es decir hacer visible lo que hay de perfecto en la naturaleza. Por eso decía Aristóteles que el “arte  perfecciona la naturaleza”. Así contra  lo que parece a primera vista los filósofos griegos, no preconizaban una noción pasiva y de mera copia de la actividad artística, sino selectiva y creativa. Esta idea inspirará al Renacimiento y  todo el florecimiento artístico que trajo consigo.
b)Filosofía moderna. El arte como expresión de la subjetividad.
Destaca fundamentalmente  la revolución que en este terreno protagonizó el romanticismo a finales del XVIII y primer tercio del XIX. Kant influyó decisivamente en esta forma de pensar. La misión del arte sería expresar la subjetividad humana, subjetividad que no es otra que la del genio o del creador. El artista sería ante todo un genio, es decir alguien que es capaz de ofrecer una visión completamente subjetiva y original del mundo o de la vida en la obra de arte. El genio no sigue ninguna regla sino que las crea, al crear la obra de arte. Por ello no toma como modelo la naturaleza sino que hace de su naturaleza, expresada en la obra de arte, el modelo para todos los demás.
c)Filosofía contemporánea. El arte como revulsivo para la vida.
Sobre la base de las ideas de la filosofía moderna destaca algunas nuevas. El arte tiene por misión abrir los ojos y el pensamiento a aspectos inéditos y ocultos del mundo  y de la realidad humana, así como anticipar perspectivas nuevas y originales sobre la realidad y los mas variados aspectos de la existencia. El arte contemporáneo hasta nuestro días es así vanguardista y trasgresor, prefiere la diferencia sobre la unidad y homogeneidad, la anécdota sobre la categoría.., lo sorprendente y enigmático a lo creíble..
En esta línea conviene destacar:
-para Hegel el arte es símbolo de la verdad, según su filosofía, la expresión sensible de la Idea, es decir la visión más desarrollada  que tiene el hombre de sí mismo.
-para Nietzsche el arte expresa las más altas facultades humanas al crear y proponer los nuevos valores que han de sustituir a los antiguos.
-para los marxistas el arte es símbolo de los fines de la humanidad.
Valga como resumen la idea del pintor P.Klee “la pintura no representa lo visible sino que lo hace visible”. Es decir, generalizando, el arte educa nuestra capacidad de percibir y de sentir el mundo, abriendo con ello posibilidades inéditas


 




III. LA BELLEZA.
Hemos tratado la belleza en su relación con la sensibilidad y como parte de la experiencia estética. Vamos ahora a considerarla en sí misma.
1.-Objetivismo y subjetivismo.
Uno de los temas más debatidas es si la belleza consiste en algo objetivo o en algo subjetivo. Por lo general el pensamiento griego y tradicional defiende el carácter objetivo de la belleza, lo bello se algo que pertenece a la realidad, o algún aspecto de la realidad, aunque no cabe confundirlo con cualidades o propiedades particulares (como la edad, tamaño, color. Figura, etc). Lo bello envuelve todas las cualidades sensibles de forma especial. Desde el pensamiento moderno predomina el subjetivismo, según el cual lo bello no es algo de la realidad, sino algo relativo a la forma como la realidad nos afecta. Una posición intermedia es la de Kant, la más aceptada, según la que siendo en su origen algo subjetivo (el propio gusto) tiene pretensiones de universalidad y por tanto lo sentimos como algo objetivo.
2.-Características de lo bello.
En cualquier caso cabe admitir que lo bello es un valor y como tal no se debe confundir con la realidad pero tampoco con nuestras emociones subjetivas. Cuando tenemos algo por bello no reducimos lo bello a la satisfacción que nos produce, sino que lo reconocemos con un valor, algo  meritorio y apreciable en sí mismo, con independencia  de mi subjetividad. Siento que me gusta por ser valioso, no que es valioso porque me gusta.
Lo bello es lo más difícil de definir y caracterizar por su dimensión estrictamente sensible, sin embargo todos compartimos ese sentimiento hacia lo bello. De forma aproximativa podemos indicar algunas características: el esplendor, la armonía y la enigmaticidad. Los griegos destacaron los dos primeros caracteres, el pensamiento moderno y contemporáneo destacó el tercero.
a) El esplendor . Alude a que lo bello cobra relieve espontáneamente como si tuviera brillo propio, fijando la atención y las miradas. La palabra griega “kosmé” que se refiere al universo, significaba “brillo” (de ahí “cosmética”). Platón  decía que la belleza es el “brillo del Bien”, es decir del orden supremo de la naturaleza.
b) La armonía. Los pitagóricos fueron los primeros que vieron en la belleza fundamentalmente la armonía, que significa la conformidad de las partes con el todo, el ajuste de todo lo que se aparece a las leyes. En este sentido son matices de lo mismo: la simetría, la proporción, el orden, y en definitiva la perfección.
El pensamiento moderno vinculó esa armonía fundamentalmente con la obra de arte, ámbito privilegiado de la belleza, con la idea sin embargo de que la armonía de la obra bella no reside en que copie el modelo de la armonía externa, sino que tiene su razón de ser en ella misma; es el ajuste a las leyes que el artista inventa, y que sólo podemos descubrir en la obra misma.
c). La enigmaticidad. Desde el pensamiento moderno se ha prestado mucha atención al carácter enigmático de lo bello, pero esto también en el fondo lo hizo Platón al ver la esencia del amor como amor de la belleza, aquello que siempre está más allá de nosotros. Podemos discutir con cierta facilidad sobre si algo es bello, pero es muy difícil decir qué es lo bello. Esto se debe a que en cierta manera lo bello siempre está más allá; tenemos necesidad de lo bello, de que las cosas nos satisfagan sin más y todo sea lo más perfecto que pueda ser, pero ese aspecto siempre se escapa, no lo podemos asegurar. Por otra parte lo bello tiene infinidad de matices y en el caso concreto de la obra de arte contiene la expectativa de múltiples significados. Lo bello en definitiva está más allá de la comprensión racional.
3.-Lo bello y otros valores estéticos.
La belleza es el principal valor estético, pero no el único. Tenemos por ejemplo la hermosura, la gracia, lo bonito, la apostura..etc.
Kant reflexionó especialmente sobre la diferencia entre lo bello y lo sublime. Vino a decir que sentimos lo bello como si estuviera a nuestro alcance, como si lo pudiéramos comprender y dominar, por ejemplo un jardín bien cuidado, una playa tranquila, un atardecer desde una colina, un templo románico, una película romántica... Lo sublime, sin embargo, nos crea el sentimiento de que estamos sobrepasados, por eso nos angustia y en cierto modo nos aterra, por ejemplo los paisajes desde   las alturas de las cordilleras inmensas, las tormentas a cielo abierto, las inmensas cúpulas góticas y renacentistas, las pirámides, la tragedia griega...etc,  Lo bello se asocia así a lo finito y limitado, lo sublime a lo infinito e inaccesible. Ambos nos conmueven de diferente manera: lo bello nos lleva por decirlo así hacia fuera, lo sublime nos sumerge en el fondo de nosotros mismos.

4.-La belleza y los otros valores.
Se ha debatido especialmente la relación entre la belleza (los valores estéticos en general) y los demás valores, especialmente los valores morales (el bien, la bondad, la justicia..etc). De nuevo hay una frontera entre el pensamiento griego y moderno.
-Para el pensamiento griego lo bello y el bien estaban tan unidos que eran indisociables y hasta los confundían. Se referían con el término “kalós” (=bello) a todo lo valioso que ha creado el hombre por la educación y cultura, era lo mismo que lo bueno. Como hemos visto Platón hacía de la belleza el ideal supremo y lo identificaba con el reflejo sensible del Bien, principio supremo del universo.
-El pensamiento moderno separa tajantemente la belleza y el bien, la estética y la moral. Lo bello es cosa sensible y el bien es cosa racional. Sin embargo se ha replanteado la relación mutua al defender muchas corrientes de pensamiento, desde Kant, Schiller hasta los críticos marxistas (Bloch y Marcuse)  que la belleza es símbolo de los ideales morales, es decir lo bello nos mueve reflexionar sobre los fines últimos de la humanidad y nos anima progresar moralmente (a tratar de que el mundo sea más justo y bueno y nosotros también).
-Para Schopenhauer y  Nietzsche  sin embargo la belleza y sobre todo el arte se relaciona con los valores vitales, es el estímulo para que nos consolemos de la desdicha de vivir (Schopenhauer) o para que nos animemos a vivir, sentir  y crear (Nietzsche).
 


No hay comentarios:

Publicar un comentario