0.-Introducción.
I .- El objeto de la filosofía.
ii.-
Características del saber filosófico.
iii.- Los motivos del filosofar.
iv.- La filosofía y otros saberes y creencias.
v.-
La razón teórica y la razón práctica.
VI.- Los temas de la filosofía.
0.INTRODUCCIÓN
La filosofía nació en Grecia durante el siglo VI a d. C. como resultado
de la curiosidad que empezaron a tener algunos sabios por los hechos naturales
y la realidad humana. Los primeros filósofos se ocuparon de la naturaleza
(“physis”) como un todo que reclamaba ser comprendido, en la idea de que todos
los hechos observables guardaban una unidad y tenían su propia razón de ser.
La etimología de la palabra filosofía significa “amor por la sabiduría”, una actitud vital de buscar incansablemente
la verdad. Este sentido es la nota común de la filosofía hasta nuestras días.
De acuerdo con ello los diferentes saberes y ciencias que se han ido creando en
nuestra cultura responden en el fondo al talante filosófico. La filosofía no es
por ello un saber entre otros sino en principio la disposición que hace posible
los diferentes saberes objetivos que conocemos por ciencias.
La actitud filosófica resultó de una novedad incomparable, no tanto por
los conocimientos que proporcionó sino por la forma de entender el saber y la
verdad. Hasta el nacimiento de la filosofía ya se habían desarrollado las
primeras grandes civilizaciones humanas, de la que es ejemplo preclaro la
civilización egipcia, con el desarrollo de las ciudades, la técnica y los más
diversos saberes. Con independencia del contenido de estos la filosofía
significó:
1) el amor por el saber, en sí mismo, mientras
hasta entonces se apreciaba en función de la utilidad práctica, la atención de
las necesidades inmediatas del hombre o de la sociedad.. Los griegos llegaron a
radicalizar esta idea indicando que el mayor bien de la vida es la
contemplación del universo, el conocimiento de la verdad.. Sin embargo esto no
significa que la filosofía sea algo inútil. Sin el afán de objetividad, mas
allá de las necesidades inmediatas, hubiera sido imposible la ciencia y la
tecnología (es decir el dominio de la naturaleza).
2) El respeto incondicional por la verdad, es
decir lo que podemos conocer o demostrar. A diferencia de ello las diversas
concepciones del mundo imperantes daban cuenta de la realidad conocida a partir
de creencias religiosas que expresaban los sentimientos, temores y anhelos del
hombre. La filosofía empezó a presentar una visión “objetiva” del mundo, no
como proyección del inconsciente humano (véase la filosofía y el mito),
producto estricto de la observación y del razonamiento.
I. El objeto de la filosofía.
Aunque la filosofía sea un saber especial que se relaciona con todos
los saberes humanos, tiene un contenido o temática propio que la hacen
reconocible. Definirlo no es tarea sencilla pues busca algo que en cierta
manera no se puede encontrar, al menos definitivamente. Por ejemplo Aristóteles
decía que la filosofía era la “ciencia eternamente buscada”, pues respondía a
la necesidad de buscar incesantemente la verdad. De poseerla (como se decía que
ocurría a los dioses) no se precisaba buscarla. Podemos indicar sin embargo dos
aspectos que son indisociables:
1) la filosofía
tiene por objeto la totalidad de lo real en su acepción
más amplia, no parcelas o regiones de la realidad como las ciencias
particulares. Trata así de comprender la totalidad en su conjunto. ¿Pero qué
significa esto? No significa desde luego conocer todos los hechos del universo,
ni siquiera de explicar cada uno de ellos ¿Cómo sería esto posible sino
tuviéramos una visión de conjunto, una clave que diera razón de los
mismos?.Esta confusión explica que ahora, cuando nace el tiempo de los
ordenadores, sea corriente confundir conocimiento con la información. Uno puede
estar muy informado y ser espiritualmente un ignorante. Tampoco significa tener
una intuición singular sobre todo, con la que uno se defiende en esta
vida.¿Cómo se justificaría para los demás?.
Se trata de comprender significativamente, penetrar en el sentido
de todos los fenómenos y aspectos de la realidad que nos afectan como seres
humanos. Y de la misma manera que decía el poeta “nada humano me es ajeno”, se
puede decir “nada es ajeno al hombre”. La reflexión filosófica presupones así
que hay una unidad dentro de la inmensa pluralidad de fenómenos y aspectos de
la realidad, incluida la humana. Se trata de encontrar la clave de esa unidad,
pero también de comprender el valor de
nuestros conocimientos y
actitudes ante la realidad.
2) La filosofía tiene por objeto comprendernos a
nosotros mismos. En el fondo se sigue de lo anterior. Comprendernos a nosotros
mismos como seres humanos y comprender la realidad son dos caras de la
misma moneda. Por ejemplo I. Kant
decía que los problemas que nos interesaban conocer como seres
humanos se reducían a tres: ¿qué podemos
conocer?, ¿qué debemos hacer?, ¿qué tenemos derecho a esperar?..y concluía:
todas estas cuestiones se resumen en una ¿qué es el hombre?.
II.- Características del
saber filosófico.
Por muy especial que sea la relación de la filosofía con los demás
saberes no se trata de algo abstracto e indefinido sino una forma de pensar que
se ha de adecuar a su pretensión de un saber radical. Podemos destacar como
características del saber filosófico:
1.- Es un saber racional, en cuanto ha de fundamentar,
justificar y precisar su contenido, de
forma que sea coherente y comunicable intersubjetivamente. Las pruebas y
evidencias tienen que ser patentes, la filosofía excluye la inspiración subjetiva
o el argumento de autoridad como razón y prueba.
2.-Es un saber radical, va a la raíz de lo que hay que conocer.
Esto significa que la filosofía es un saber “sin supuestos”. Todo saber,
conocimiento y no digamos creencias se tiene que apoyar en algún supuesto, es decir
en dar algo por verdadero... Incluso
cuando uno dice “si no lo veo no lo creo” como si fuera algo
incontestable, se da por supuesto que lo que nos muestran los sentidos y lo que
vemos es indiscutible y siempre verdad. ¿En que se basa ese supuesto?. La
filosofía propone buscar las razones que den razón de algo, por tanto no dar
nada por supuesto y tratar de justificar nuestros supuestos y suposiciones (que no es lo mismo). No significa esto que
podamos pensar sin supuestos, siempre nos apoyamos en algo inconscientemente o
admitimos ideas que no podemos justificar. Se trata simplemente de no
conformarse y pensar que la verdad siempre es algo por descubrir y justificar.
En relación con ello el lema de la Ilustración (s. XVIII) era “sapere aude”
(“atrévete a pensar”)
3.- Es un saber crítico y reflexivo. Esto se deriva en buena
parte de lo anterior. Criticar es someter a examen lo que pensamos viendo si es
verdad tal como creemos. Los filósofos avisaban que damos por verdadero mucho
más de lo que podemos razonar . Por ello buscar la verdad implica descubrir
nuestros errores y sobre todo los prejuicios que previamente nos condicionan.
Sócrates lo ilustraba diciendo que el verdadero sabio no es el sabe mucho de
todo sino el que es consciente de su ignorancia, porque esto es lo más difícil
de descubrir (“sólo sé que no sé nada”).
En tanto que saber crítico es un saber reflexivo: vuelve sobre nuestros
propios pensamientos y no se queda en lo meramente recibido.
4.-Es un saber dialéctico. En su sentido original dialéctico
significa polémico. Desde Sócrates,
impulsor de este sentido, indica que se ha de abrir a los más diversos puntos
de vista, tratando cada punto de vista de hacerse valer en la discusión pero
reconociendo que la verdad presenta muchas caras y que hay que buscarla a la
luz de múltiples manifestaciones. La dialéctica implica un esfuerzo por
integrar los más diversos puntos de vista y de ver en cada caso su sentido.
III. Los motivos del
filosofar.
Además de un saber la filosofía es una disposición y actitud ante el
saber que responde a necesidades y motivaciones profundas de la vida humana,
aunque en su nacimiento también intervengan otros factores nacidos de
circunstancias concretas históricas, lo que explica que sólo arraigara en una
parte de la humanidad. ¿cuáles son los motivos o necesidades interiores que con
independencia de esas circunstancias concretas han dado pie al filosofar?. Cada época de la filosofía ha destacado un
motivo diferente, que en el fondo se complementan.
1.-La admiración. Los griegos que el impulso de filosofar
provenía de la admiración que nos produce el orden y la belleza del universo.
Esta atracción implica una sensación de novedad y de asombro por lo que merece la pena ser
conocido. De ahí que esta admiración lleve aparejada el afán de conocer, sin
otro fin que la posesión de la verdad. Hay que hacer notar que la admiración no
tenía porque provenir fundamentalmente de lo misterioso y desconocido sino de
lo que es evidente y que tratamos cotidianamente sin reparar en ello porque
damos por sentado que ha de ser así y no de otra manera. Los humanos habían
conocido muchos eclipses, sólo Tales tuvo curiosidad y se preguntó porque ocurría...
2.-La duda. Lo destacó la filosofía moderna con Descartes a la
cabeza. No se trata sólo de saber, sino de estar absolutamente seguros de la
verdad.¿Podemos decir que sabemos si no
ponemos a prueba nuestros conocimientos?, ¿qué criterio seguir para poner a prueba nuestros conocimientos’...son
preguntas que dan pié al pensamiento
moderno obsesionado por la idea de que hay que depurar todo argumento y prueba
racional de los equívocos y errores subjetivos a que está constantemente
expuesto. Es evidente que no se trata de dudar por dudar, sino de dudar para
adquirir alguna certeza. En el fondo la filosofía reclama con ello alcanzar la
certeza.
3.-La perplejidad. En ello ha hecho hincapié especialmente la
filosofía contemporánea (s. XIX y XX).Es un rasgo propio de la cultura de
nuestro tiempo. Junto con la conciencia de la propia libertad se toma también
conciencia de la soledad del hombre en
el mundo, de la ausencia de autoridades y referencias fiables desde la que dar
sentido a la vida. El hombre se encuentra huérfano y perdido ante el mundo, no
pudiendo fiarse como decía por ejemplo J. P. Sartre más que de su propia
libertad. Pero si se tiene esa sensación, es que hay un afán de encontrarse y
de vivir la vida con sentido, por lo que es preciso también indagar el sentido
de la realidad y de la vida. La sensación de perdición y de perplejidad despierta
y responde a la vez a la necesidad de dar sentido a la propia libertad.
IV. La filosofía y otros
saberes y creencias.
1.-La filosofía y el mito.
La filosofía representa una crítica del pensamiento mítico. Las ideas
del mundo y de la vida de las culturas prefilosóficas eran de carácter mítico.
Los mitos son narraciones fruto de la imaginación y de los sentimientos
colectivos transmitidas oralmente de generación en generación. Los mitos
responden a la necesidad de comprender la naturaleza y el conjunto de la vida
humana, suministran por ello una visión global de la realidad. Esta visión
suele ser de carácter antropomórfico, proyecta sobre la naturaleza los
sentimientos y formas de actuar humanos, y también suele explicar el mundo por
la acción de poderes sobrenaturales. En este sentido las religiones
suelen tener una componente mítica, aunque no quepa reducirlas a ello.
La filosofía opone al pensar mítico la racionalidad, atenerse
estrictamente a lo que se puede observar y argumentar, partiendo del hecho que
la naturaleza y la vida humana son inteligibles desde ellos mismos. Ello no
invalida que con el tiempo la filosofía llegara a admitir que los mitos podían
tener una parte de verdad por debajo de lo que dicen literalmente, por lo que
merece la pena reflexionar sobre lo que dicen. Viene al caso que Platón, el
gran padre de la filosofía, se sirviera de narraciones míticas ideadas por él
mismo para exponer su teoría.
2.-La filosofía y la religión.
La religión es una
forma de comprender al hombre y la realidad articulada a partir de la
preocupación por el sentido de la vida humana y con la perspectiva de la
salvación, lo que suele entenderse como encontrarse con dios (los dioses o la
divinidad). En tanto que aspiran a comprender el sentido de la vida y la
coherente ordenación del mundo la religión y la filosofía tienen un terreno
común. La forma de afrontar estos problemas es sin embargo distinta y hasta
opuesta. Las religiones privilegian la fe, que desde su perspectiva expresaría
los sentimientos más profundos del hombres, y se enfrentan a estos asuntos
desde una actitud de fe, subordinando a ello la argumentación racional. Como
hemos visto la filosofía no puede admitir otra cosa que lo que se pueda
contrastar racionalmente. Así cuando muchos filósofos recurren a Dios para
explicar el mundo lo justifican con la idea de que un principio racional.
3.-La filosofía y la ciencia.
La filosofía y la
ciencia tienen un mismo tronco común. De hecho en sus comienzos las ciencias
eran parte de la filosofía o formaban una misma familia. Por su parte la
filosofía venía a articular el conjunto de saberes indagando los principios de
los que todos dependen. Con la cultura moderna (s. XVI-VII) nació la ciencia
moderna y la ciencia y la filosofía se separaron.
En su origen el saber acerca de la naturaleza o de los diferentes
fenómenos humanos era cuestión de las ciencias particulares mientras que la
filosofía ofrecía una visión de conjunto que explicase la totalidad de la
realidad.
La ciencia moderna (cuyo modelo es la Física de Galileo y de Newton) no se ocupa tanto
de las causas últimas sino de proporcionar modelos que permitan calcular las
relaciones proporcionales entre los fenómenos naturales. Al consolidarse la
ciencia moderna Kant planteó la nueva relación que debería haber entre la
filosofía y la ciencia. A la ciencia , que ha de conjugar la observación y el
razonamiento, le corresponde explicar la naturaleza y todos los fenómenos
observables. La filosofía no debe tratar de sustituir a la ciencia en esta
tarea y por ello no debe tratar de contar como es la realidad. En su lugar
tiene buscar comprender el sentido de los conocimientos y de los saberes
humanos, tratando en último extremo de captar su valor para la vida humana.
Desde esta perspectiva se suele admitir que mientras la ciencia es un
saber especializado y acumulativo, es decir incrementa incesantemente
las informaciones y los datos en esferas cada vez más particulares, la
filosofía aspira a la totalidad y a la sistematicidad. Es decir
la filosofía trata de encontrar
la conexión entre todos los conocimientos humanos y se ve obligada por ello a
plantear relaciones sistemáticas.
V. LA
RAZÓN TEÓRICA Y LA RAZÓN PRÁCTICA.
Descartes enseñaba
que la ciencia y el conocimiento son posibles por la unidad y por tanto universalidad
de la razón humana. Todos los hombres poseemos la misma razón en el sentido de
poder entender y comprender, lo cual no tiene que ver con las capacidades
psicológicas que varían según los individuos. Ahora bien ese poder de entender
se ha de adaptar a la multitud y diversidad de aspectos de la vida. La unidad
de la razón se ha de entender como la
unidad de usos y ocupaciones diversos.
Siguiendo la idea de Kant hay que distinguir ante todo entre la
razón teórica y la razón práctica. Hasta ahora nos hemos referido
fundamentalmente a la función de la razón en la construcción del conocimiento y
de la ciencia. Esto constituye lo que denominaba Kant “razón teórica”
equivalente al “uso teórico de la
razón”: es la razón como medio para comprender la realidad
objetivamente. Pero es obvio que el conocer es parte de la vida y que la vida
no consiste sólo en conocer. Dicho sea de paso: la polémica relación entre la
vida y el conocimiento es inacabable desde el comienzo de la filosofía y en
general del pensamiento humano. ¿Vivimos para conocer?, ¿conocemos para vivir?.
Platón defendía lo primero, Nietzsche lo segundo. El debate es interminable. En
cualquier caso es obvio que vivir precisa del conocimiento pero entonces ya no
se trata de un mero conocimiento teórico. Vivir es actuar y decidir
desde la libertad (o una cierta libertad por lo menos), pero es implica tener
un conocimiento destinado actuar y tomar decisiones. La razón práctica sería
así según Kant la capacidad de comprender correctamente lo que tiene que ver
con nuestros actos y decisiones: por ejemplo “¿he de estudiar o trabajar?”,
“¿cómo hacer compatible mi felicidad con la de los demás?”,”¿qué valor ha de
tener el desarrollo económico y cómo tiene que ser en el presente mundo
globalizado?”. Difícilmente podré sacan conclusiones y decidirme sobre estas
cuestiones sólo a partir de conocimientos teóricos (por ejemplo el origen del
sol o la estructura de los aminoácidos). Esta dimensión se relaciona con la
ética pero también con la política, el derecho..etc.: nos referimos en general
a los fines y valores que merecen la pena.
Además de esta diferencia conviene tener en cuenta también que, además
de conocer y actuar, el ser humano siente y juega (es decir usa libremente sus
facultades). La razón no puede prescindir del sentimiento que nos producen las
cosas y es ayuda para perfeccionar este sentimiento y el uso libre de nuestras
facultades. Nos ocupamos no sólo de actuar y conocer sino también de sentir la
belleza y dar forma a nuestros sentimientos mediante el arte. De ello se ocupa
la estética por lo que también podemos decir
que la razón tiene un uso o dimensión estética.
VI. Los temas de la filosofía.
La metafísica. Es
el estudio especulativo de la realidad en su conjunto y de sus principios. Coincide con lo que se
entendía tradicionalmente por filosofía, que incluía los diferentes saberes
como parte de la filosofía en el sentido de metafísica. A partir del siglo
XVIII por la influencia de Kant y los empiristas tiende a cuestionarse y criticarse como pretensión de
conocimiento absoluto.
La ontología,
relacionada con la anterior se ocupa de qué es la realidad en su sentido más
amplio especialmente para aclarar en qué consiste ser, (el ser en cuanto ser según Aristóteles), las
diferencias entre ser y existir, los diferentes
modos de ser…
La gnoseología, se ocupa del conocimiento humano, su naturaleza,
origen y límites, así como de la
verdad y la objetividad. Relacionado con
ella la epistemología se
especializa más en el esclarecimiento de la
ciencia, los métodos, el contenido y la validez de las teorías
científicas.
La lógica es el arte de razonar, se ocupa de las diferentes formas
de argumentar y organizar los razonamientos así como de su validez
La teología, es el estudio especulativo sobre Dios como fundamento
último de la realidad. Tradicionalmente era parte de la metafísica y estaba
unida a la ontología. Se suele distinguir entre la teología revelada o sobrenatural
sólo abordable desde la fe, y la teología racional o natural, lo que
estaría al alcance del conocimiento humano.
La ética versa sobre los fundamentos de la moral, el sentido del
bien y del mal y en general de la conciencia moral. La política versa sobre la
organización y el gobierno de la sociedad, pero más específicamente sobre los valores
y virtudes cívicas y por tanto del hombre como ciudadano. Para los griegos la
ética era parte de la política pues veían al hombre fundamentalmente como
ciudadano. Desde el siglo XVIII es fundamentalmente teoría del Estado, muy
relacionada con el derecho.
La antropología filosófica se ocupa especulativamente de la
naturaleza del hombre, la posición del hombre en el conjunto de la naturaleza.
Dedicó especial atencional problema del alama y su relación con el cuerpo, la
inmortalidad..etc. La psicología racional trataba de aclarar las diferentes
facultades humanas como partes del alma. A partir del siglo XIX se sustituyó
por la psicología científica o positiva centrada en la mente y la conducta
humana en base a la observación y la experimentación.
La estética es la teoría de la sensibilidad (la relación de
nuestra mente con la apariencia sensible de las cosas), de la belleza y de los
fundamentos del arte.
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