miércoles, 13 de febrero de 2013

ANTROPOLOGÍA FILOSÓFICA. EL CONCEPTO DEL SER HUMANO A LO LARGO DE LA HISTORIA.





I. Filosofía griega.



Los filósofos griegos fueron los primeros que trataron de explicar la naturaleza humana. Entienden al hombre como una parte de la naturaleza, pero también como el más privilegiado y especial de todos los seres naturales. Ello se debe a que:

-tiene una naturaleza racional por la que dispone de la inteligencia para  comprender la naturaleza, comprenderse a sí mismo y guiar su vida conforme a lo que es mejor.

-es capaz de independizarse de las ataduras de naturaleza, al organiza su vida en sociedad (polis), ideando normas, creando cultura, costumbres, avances técnicos, todo lo cual mejora su vida y le permite vivir como un ser racional.

Las principales teorías han sido:



Platón.

-Sostiene una teoría antropológica dualista. El ser humano está compuesto de cuerpo y alma. Estas partes son realidades independientes que se encuentran temporalmente juntas mientras dura la vida, separándose el alma después de la muerte.. El cuerpo es material y sensible, por medio de los sentidos corporales estamos en contacto con la realidad. El alma es racional y se identifica con la inteligencia y la mente. Como ente material el cuerpo es perecedero y se destruye con la muerte. Como ente espiritual el alma  es inmortal y única, carece de partes compuestas.

-La parte más noble del hombre es el alma que tiene su mirada puesta en el mundo espiritual, la bondad, la belleza y la justicia. El impulso propio del alma es el amor, fuerza por la que el alma pugna por trascender a lo eterno y espiritual venciendo la resistencia del cuerpo que atrae al hombre hacia lo material.

-El hombre es una mezcla de tres potencias: la sensibilidad y los apetitos (deseos sensibles), la voluntad y la razón. Las dos primeras están ligadas al cuerpo y la tercera al alma. La parte sensible y la parte racional están siempre en pugna. La vida adecuada para el hombre es seguir la parte racional dominando y controlando los impulsos y apetencias sensibles y dirigiendo adecuadamente su voluntad para  alcanzar el bien y  un orden social justo.

Aristóteles.

-Sostiene una teoría antropológica monista. Cuerpo y alma son las dos partes inseparables de una sustancia único. El alma es el principio vital que da forma a la base material que es el cuerpo. El alma humana contiene tres partes que corresponden a las principales funciones vitales: la vegetativa, ligada a la alimentación y reproducción, la sensible ligada al movimiento y a la capacidad de sentir, y por fin la racional, encargada de comprender la realidad y de conocer. Estas partes forman una unidad dirigida por la parte racional.

-Como parte de su naturaleza racional el hombre es un ser dotado de lenguaje y por ello al mismo tiempo  un ser eminentemente social. La vida social es parte indispensable de la naturaleza humana. Ello permite progresar y llevar una vida conforme a la razón, teniendo en cuenta lo que es justo e injusto.

-El hombre anhela por encima de todo la felicidad. La felicidad plena que corresponde a la naturaleza racional del hombre  radica en la búsqueda de la verdad y  la sabiduría, por la que nos comprendemos a nosotros mismos y la naturaleza.

Los estoicos. Pertenecen al período helenístico que presenta algunas diferencias importantes con los filósofos anteriores.

-Entienden que el alma humana es parte del alma del universo. El fin de la vida es la armonía con el universo, cosa que sólo es posible comprendiendo la naturaleza y dominando nuestras pasiones.

-Frente a la creencia en el ideal de la polis, defienden el ideal de la independencia y autosuficiencia del individuo, así como también el cosmopolitismo, por el que la única patria del hombre es el universo.



II. Cristianismo.



El pensamiento cristiano presenta un nuevo modelo, ligada a su concepción religiosa. A diferencia del pensamiento griego ve en la fe lo más valioso del ser humano, lo que no significa que desdeñe la razón.

Parte de considerar al hombre como una criatura (obra de la creación divina), que tiene la condición singular de estar hecho “a imagen y semejanza de Dios”. Esto se traduce en que:

- El hombre aun cuando sea parte de la naturaleza ocupa una posición intermedia entre Dios y las criaturas.  Le corresponde el dominio y cuidado de la naturaleza.

-Todos los humanos son iguales en dignidad y están llamados a amarse fraternalmente.

-el ser humano se caracteriza por ser libre como ser racional, y esto significa ser capaz de distinguir y elegir entre el bien y el mal. Por ello es responsable de sus actos.

-La vida humana gira en torno a la necesidad de salvación, pues a pesar de todo el hombre es defectuoso. El  fin último del ser humano es unirse a Dios, alcanzando de esta manera su salvación. Pero para ello es indispensable la gracia divina.



S. Agustín (s.V d.c.)  puso el acento en el carácter finito y falible del hombre y en la necesidad de la ayuda divina para que el hombre haga buen uso de su libertad dado que no puede vencer por sí solo la inclinación al mal. Según este autor “Dios habita en el interior del alma” por lo que ve en los sentimientos y pasiones la vía para encontrar a Dios.

Sto. Tomás de Aquino (s. XIII d.c.) es el principal representante de la escolástica y defiende el poder de la razón para guiar la vida humana hasta la felicidad en la vida eterna, pero también para ser buenos y felices en esta vida siguiendo la “ley natural”, que es la ley eterna de Dios impresa en la conciencia humana y que por tanto todos los hombres, como seres racionales que son, pueden comprender y seguir.



III. RENACIMIENTO. 



El Renacimiento (s. XV y XVI) es un profundo movimiento de renovación cultural que se inspira en la tradición grecolatina para ilustrar los nuevos ideales humanistas especialmente en el arte y la ciencia. Su lema es que “todo puede ser uno” y que el hombre es el “microcosmos” del universo, el compendio de todos los poderes y capacidades naturales, pues sólo el hombre puede entre los seres naturales captar todo en su unidad. Para Marcillio Ficino el hombre es un dios en miniatura, capaz de transformar y dominar la naturaleza en su propio beneficio. Pico della Mirándola destaca la libertad radical como principal cualidad humana. Por su parte Maquiavelo separa las reglas políticas de la ética y la religión, destacando que la maldad es una inclinación natural del hombre dada su naturaleza egoísta. Eso explica que la vida y concretamente la política no consista en otra cosa que en la lucha por el poder.



IV. LA MODERNIDAD. (s.XVII-XIX).

El pensamiento moderno supone una renovación profunda de la idea del hombre, tratando de verlo desde la óptica de la razón. En general se destaca por una parte el carácter natural de la realidad que comparte con todos los seres vivos. Pero por otra parte se tiene al hombre por el centro del universo (antropocentrismo), haciendo de la subjetividad la base para entender la naturaleza y el universo, así como para hallar el fundamento de la ciencia, el conocimiento y la moralidad. La Ilustración plantea el ideal de la liberación de la humanidad de la ignorancia mediante la educación y el conocimiento, para que el ser humano logre así la mayoría de edad.

En el racionalismo destaca R. Descartes que ofrece una nueva versión dualista, según la que el hombre está compuesto de cuerpo y alma. El alma es una “sustancia pensante” caracterizada por la autoconciencia. El cuerpo es estricta materia y por tanto extensión, y funciona según las leyes físicas como una maquina. El alma,  yo o conciencia,  que es el centro de la realidad humana, como la sustancia pensante que es, es libre, creativa y espontánea y puede determinar nuestra voluntad. Por su parte el cuerpo se mueve mecánicamente pero siempre en armonía con los dictados de nuestra voluntad, de ahí que tengamos la sensación de que cuerpo y alma, materia y pensamiento, forman una unidad. Descartes trata de explicar esta armonía suponiendo que cuerpo y alma se encuentran en la glándula pineal.

Los empiristas, especialmente D. Hume niegan el alma y cuestionan el carácter sustancial del yo, defendiendo que nuestra realidad psíquica y mental no coincide con la conciencia. Igual que nuestra mente es mucho más que nuestra conciencia, no siendo más que la unidad de todas nuestras vivencias internas, sentimientos, pasiones, emociones, etc, sucede también que nuestra identidad no es algo fijo y único, sino cambiante y fragmentado. De acuerdo con ello la guía del hombre no está en la pura razón sino en los sentimientos, así como en la experiencia por la que hacemos nuestros los hábitos y costumbres que marcan nuestras vidas. Para los empiristas el hombre es “un animal de costumbres”.

Kant entiende que, aun cuando el hombre tenga una dimensión natural por la que podemos explicar su conducta objetivamente, es, de acuerdo con su naturaleza racional, un ser por encima de todo libre y moralmente autónomo. Por muchas que puedan ser sus motivaciones e influencias sensibles, el hombre puede en este sentido obrar racionalmente y seguir la voz de la conciencia. En ello estriba su libertad y dignidad, que lo eleva por encima del orden natural.



V. EL SER HUMANO EN EL MUNDO CONTEMPORÁNEO.



-La idea del hombre en el s.XIX.

Los avances de la ciencia y el progreso técnico y económico producen grandes cambios en la mentalidad colectiva. Por ejemplo el darwinismo “rebaja” al hombre a ser uno más entre los seres vivos, como producto de la evolución; los grandes cambios y movimientos sociales fomentan la sensación de que no está claro que el hombre controle su destino y no sea un juguete de la historia o las leyes sociales.

Los pensadores contemporáneos tienden a resaltar la finitud y limitación humana, cuestionando sobre todo la soberanía de la razón. Para ellos la vida humana depende de fuerzas ajenas a la razón, como por ejemplo su naturaleza biológica, las relaciones sociales e históricas, los impulsos y tendencias naturales..etc. Se pueden destacar:



C. Marx, creador del marxismo, concibe al hombre como un sujeto social y colectivo, unido por las relaciones de producción. El hombre es ante todo  un animal que trabaja, no sólo porque el centro de su vida sea el trabajo sino porque lo que cada individuo sea depende de la posición que ocupe en la sociedad. El trabajo es la acción colectiva destinada a transformar la naturaleza en beneficio del hombre. Por el trabajo el hombre se realiza. Pero la división del trabajo entre poseedores de los medios de producción y quienes sólo poseen su fuerza de trabajo crea una situación de alineación o explotación de los trabajadores. La alineación es estar excluido del control del proceso productivo y del beneficio del trabajo. El ideal marxista es liberar al hombre de su alineación acabando con la dependencia de los trabajadores para que estos controlen el proceso productivo. A su vez el marxismo piensa que las ideas y creencias sociales dependen de los intereses de cada clase social, de modo que las ideas dominantes serían las favorables a los intereses de las clases económicamente dominantes.



F. Nietzsche, expresa la crisis de valores y el advenimiento de las masas al primer plano de la vida social, crisis que designa como “la muerte de Dios”. Para Nietzsche esta crisis pone en evidencia la pretensión de que todo, incluida la vida humana, se pueda ordenar racionalmente de una manera fija e imperecedera. Frente a este espiritualismo y racionalismo, el hombre sería sobre todo Voluntad de poder,  esto es capacidad de crear y superarse de acuerdo con sus impulsos y pasiones. Para Nietzsche habría dos tipos humanos fundamentales: el “hombre masa”, que sigue su instinto gregario o de rebaño adaptándose a la realidad y sometiendo sus impulsos a los valores establecidos y a las conveniencias sociales; el “superhombre”, que viviría plenamente asumiendo la Voluntad de poder, siguiendo sus impulsos vitales y creando nuevos valores con los que eleva la vida y cultura humana a un nuevo nivel y disciplina sus deseos e inclinaciones, para afrontar siempre nuevas metas.

 


-La idea del hombre en el s. XX


La filosofía no ha podido estar al margen de las grandes convulsiones que han traumatizado la humanidad en el siglo XX, como las guerras mundiales, los totalitarismos, el Holocausto y el Gulag..etc, hechos que han provocado serias dudas sobre el valor que al hombre le merece su libertad  y dignidad. Frente al sometimiento del hombre a las relaciones impersonales, tienden a defender la realidad personal y exclusiva de cada ser humano. Hay que destacar:



El existencialismo es un movimiento filosófico de la primera mitad del siglo XX que, también sensible a la crisis de valores del mundo contemporáneo, destaca la radical soledad y finitud del hombre en el mundo. Para este movimiento el hombre no tiene esencia o naturaleza, es decir una realidad fija y determinada, sino “existencia”, es decir la vida que se hace por sí mismo en sus circunstancias. Aunque no sea propiamente existencialista lo expresa Ortega y Gasset: “yo soy y mis circunstancias”. Somos lo que nos vamos haciendo. Para esta corriente la libertad es la clave de la existencia humana. J.P. Sartre defiende que el hombre “está condenado a ser libre”, no puede dejar decidir su futuro. Lo que el hombre vaya a ser depende sólo de sí mismo, aunque, como piensa J.P.Sartre, el hombre nunca puede alcanzar sus metas e ideales, lo que convierte a la vida humana en “una pasión inútil”.



El personalismo es una importante corriente filosófica del s. XX centrada en la defensa de la dignidad del ser humano. Su principal representante E. Mounier entiende que el hombre es fundamentalmente persona y no meramente individuo. Como persona está dotado de libertad,   responsabilidad y sentido moral. En este sentido M. Scheler sostiene que la realidad personal viene de su apertura al mundo de los valores, como el bien la justicia, la felicidad, la belleza, etc. Al hombre no le basta vivir meramente sino ser justo, bueno, feliz..etc. La idea de  individuo sin embargo designa la reducción del hombre al plano puramente natural y egocéntrico, viviendo en sociedad como si fuera un átomo cerrado en sí mismo, para quien la única relación posible con sus semejantes es la explotación y el poder. Para el personalismo el hombre solo se realiza como persona en comunidad con sus semejantes, por lo que esta realización es indisociable del compromiso y la colaboración por hacer un mundo más humano.








ANEXO.

LOS MODELOS DEL HOMBRE EN LA PSICOLOGÍA CONTEMPORÁNEA.

Desde el s. XX la Psicología pretende ser una disciplina científica que trata de explicar la mente o la conducta práctica del hombre a partir de datos objetivos, evitando especulaciones y suposiciones. Pero las más importantes escuelas psicológicas presentan modelos muy diversos, cuando no contrapuestos del hombre. Destacaremos los siguientes.

El conductismo. Es una escuela  originada por los experimentos de Pavlov de condicionamiento, que ha tenido gran éxito en el mundo anglosajón especialmente. Siguen una terapia para resolver los trastornos y desequilibrios psíquicos consistente en modificar la conducta de modo que el individuo se adapte al medio satisfactoriamente. Supone que lo importante en la vida no son las creencias, sentimientos o propósitos, sino la conducta por la que nos adaptamos a la sociedad. Esta conducta depende del aprendizaje de ensayo error por el que adquirimos hábitos y habilidades que nos permiten alcanzar nuestras metas. Los conductistas tratan de condicionar la conducta estimulando las conductas satisfactorias o convenientes con refuerzos o premios, e inhibiendo las conductas inconvenientes con castigos.
 


El psicoanálisis es una corriente opuesta a la anterior que se presenta como una terapia destinada a curar las neurosis y patologías psíquicas. Su creador S. Freud plantea que las causas de las neurosis y patologías psíquicas son fundamentalmente los traumas y complejos que el individuo ha podido adquirir en su niñez y que no ha podido superar. Se trataría de que se hiciese consciente de su origen concreto mediante la intervención del psicoanalista. Este planteamiento obedece a una idea particular de la mete humana. Los motivos fundamentales de la conducta human tiene su origen en impulsos inconscientes como el impulso sexual yo de muerte. Estos impulsos son inconscientes porque el hombre no los puede satisfacer dado que la realidad lo impide. La mente humana se compone del subconsciente y la conciencia o parte racional. Hay tres instancias: el ello, la parte inconsciente de los impulsos y tendencias naturales; el superyo, que es la conciencia moral y los ideales morales con los que controlamos los instintos y que responde a las obligaciones que impone la vida social; el yo, la parte consciente y racional, que media entre el ello y el superyo. Cada individuo se mueve por el principio de placer y el principio de realida. El principio de placer es natural y espontáneo, se dirige a satisfacer los deseo e impulsos sensibles. El principio de realidad exige tener en cuenta las posibilidades de la realidad. La vida requiere un equilibrio entre estos principios. Si no se tiene en cuenta la realidad nuestra existencia se expone al peligro y la destrucción. Si no se encuentra en algún grado placer, la vida sería insatisfactoria y potencialmente neurótica y desequilibrada.

El humanismo, es una corriente intermedia que ha tenido mucho éxito desde los años sesenta. Busca fórmulas prácticas para que el sujeto resuelva sus problemas concretos. Supone que el hombre tiene una serie de necesidades básicas cuya satisfacción permite su bienestar, siendo el fin común la autorrealización. Uno de sus autores, Maslow propone una famosa pirámides de necesidades:

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